Declaración de interdependencia
Nunca la humanidad dispuso de tantos recursos materiales y tantas competencias técnicas y científicas. Considerada en su totalidad, es rica y poderosa como nadie hubiera podido imaginarlo en los siglos pasados. Nada demuestra que sea más feliz así. Pero nadie desea volver atrás, porque cada uno siente que más posibilidades nuevas de realización personal y colectiva se abren cada día.
Sin embargo, nadie puede creer ya que esta acumulación de potencia pueda continuar eternamente, tal cual, en una lógica de progreso técnico que no cambia, sin volverse contra sí misma y sin amenazar la supervivencia física y moral de la humanidad. Las primeras amenazas que nos asaltan son materiales, técnicas, ecológicas y económicas. Amenazas entrópicas. Pero somos mucho más impotentes cuando se trata de imaginar respuestas al segundo de amenazas. Las amenazas morales y políticas. Las que podríamos calificar de antrópicas.
- El problema primero
Disponemos de una multitud de elementos de respuesta: los que aportaron a lo largo de los siglos las religiones, las morales, las doctrinas políticas, la filosofía y las ciencias humanas y sociales. Y las iniciativas que se dirigen hacia una alternativa a la organización actual del mundo son numerosísimas, sostenidas por decenas de miles de organizaciones y asociaciones, y por decenas y centenares de millones de personas. Se presentan bajo nombres, formas o escalas muy variadas: la defensa de los derechos humanos, de los ciudadanos, de los trabajadores, de los desempleados, de la mujer o de los niños; la economía social y solidaria con todos sus componentes: las cooperativas de producción o de consumo, el mutualismo, el comercio equitativo, las monedas paralelas o complementarias, los sistemas de intercambios locales, las numerosas asociaciones de ayuda mutua; la economía de la colaboración digital (cf. Linux, Wikipedia, etc.) ; el decrecimiento y el postdesarrollo; los movimientos slow food, slow town, slow science; la reivindicación del buen vivir, la afirmación de los derechos de la naturaleza y el elogio de la Pachamama; el altermundialismo, la ecología política y la democracia radical, los indignados, Occupy Wall Street; la búsqueda de indicadores de riqueza alternativos, los movimientos de la transformación personal, de la sobriedad voluntaria, de la abundancia frugal, del diálogo de las civilizaciones, las teorías del care, los nuevos pensamientos de los communs, etc.
Para que estas iniciativas tan ricas puedan contrarrestar las dinámicas mortíferas de nuestros tiempos con la potencia suficiente y que no se vean reducidas al papel de simple protesta o paliación, es imperativo juntar sus fuerzas y energías, de ahí la importancia de subrayar y nombrar lo que tienen en común.
- Del convivialismo
La cuestión moral: ¿qué pueden esperar los individuos y qué deben prohibirse?
La cuestión política: ¿cuáles son las comunidades políticas legítimas?
La cuestión ecológica: ¿qué podemos tomar de la naturaleza y qué debemos devolverle?
La cuestión económica: ¿qué cantidad de riqueza material podemos producir, y cómo hacerlo para seguir de acuerdo con las respuestas dadas a las cuestiones moral, política y ecológica?
Uno puede, si quiere, añadir a estas cuatro cuestiones la de la relación con la sobrenaturaleza o lo invisible: la cuestión religiosa o espiritual. O más bien: la cuestión del sentido.
- Consideraciones generales:
Principio de humanidad común: más allá de las diferencias de color de piel, de nacionalidad, de lengua, de cultura, de religión o de riqueza, de género o de orientación sexual, hay una única humanidad que será respetada siempre y cuando sus miembros se respetan entre sí.
Principio de socialidad común: los seres humanos son seres sociales para quienes la mayor riqueza es la riqueza de sus relaciones sociales.
Principio de individuación: respetando los dos primeros principios, la política legítima es la que permite a cada uno asentar lo mejor posible su individualidad singular en marcha, desarrollando su potencia de ser y actuar sin perjudicar a la de los demás.
Principio de oposición controlada y creadora: porque cada uno tiene vocación de manifestar su individualidad singular, es natural que los humanos puedan oponerse. Pero es legítimo que lo hagan siempre que eso no pone en peligro el marco de socialidad común que convierte esta rivalidad en rivalidad fecunda y no destructiva.
De estos principios generales deducimos:
- Consideraciones morales:
Lo que le está prohibido es caer en la desmesura (la hubris de los grecos), i.e. de violar el principio de humanidad común y de poner en peligro la socialidad común.
De manera concreta, el deber de cada uno es luchar contra la corrupción.
- Consideraciones políticas:
– Respetan estos cuatro principios de humanidad común, de socialidad común, de individuación y de oposición controlada y si facilitan la aplicación de las consideraciones morales, ecológicas y económicas que derivan de ellas;
Más precisamente, los Estados legítimos garantizan a todos sus ciudadanos más pobres unos recursos mínimos, unos ingresos básicos, cual sea su forma, que los mantengan protegidos de la abyección de la miseria y que prohíban progresivamente a los más ricos - via la instauración de ingresos máximos - caer en la abyección de la riqueza extrema superando un nivel que impediría que los principios de humanidad común y de socialidad común sean operantes;
- Consideraciones ecológicas:
- Consideraciones económicas: